CELESTINA-: Tranquilidad ¡eh!
LUCRECIA-: ¡Ah! Hola, Celestina, ¿qué haces por aquí?
CELESTINA-: Vengo a traer recados de Elicia y a ver a tus señoras, ya que desde que me mudé aún no las he visitado.
LUCRECIA-: ¡Alucino que sólo hayas venido por eso!
CELESTINA-: ¡Bueno! También vendo un poco de hilo para poder mantener a mis hijas y a mí.
LUCRECIA-: Mi señora necesita hilo, ósea, pasa.
ALISA: ¿Con quién hablas Lucrecia?
LUCRECIA-: Con aquella vieja.
ALISA-: ¿De qué trabaja?
LUCRECIA-: Sabe muchos oficios.
ALISA-: Si sabes su nombre dímelo.
LUCRECIA-: ¿Sí, lo sé? Lo sabe todo el mundo.
ALISA-: ¿Por qué no me dices su nombre?
LUCRECIA-: Me da vergüenza.
ALISA: Anda, boba, dímelo.
LUCRECIA-: Se llama Celestina.
ALISA-: Ja ja ja, si viene será para pedirme algo. Dile que suba.
LUCRECIA-: ¡Sube, anda!
CELESTINA-: Mis pasiones y enfermedades me han impedido visitarte antes, pero vengo a ofrecerte unos hilos muy finos, que igual te interesan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario