PROPUESTA DE TRABAJO

En esta ocasión he seleccionado una serie de fragmentos significativos de La Celestina y los he distribuido por las paredes de la clase. Los alumnos en parejas debían escoger uno de ellos y transcribirlos a un lenguaje actual y coloquial.

domingo, 21 de marzo de 2010

SEMPRONIO VA A VISITAR A LA CELESTINA de Alberto y

Celestina.- ¡Qué alegría!, Elicia, Sempronio está aquí.
Elicia.- Cuidado, cuidado.
Celestina.- ¿Por qué?
Elicia.- Porque está aquí Crito.
Celestina.-Mételo en el armario de ropa: rápido. Dile que viene tu primo.
Elicia.- Escóndete. Mi primo viene: vaya lío.
Crito.- Vale, vale.
Sempronio.- ¡Amiga mía! ¡Qué ilusión verte!
Celestina.- Hijo mío, otro abrazo. ¿Has tardado tres días en venir? Elicia, Elicia, mira quién ha venido a verte aquí.
Elicia.- ¿Quién, madre?
Celestina.- Sempronio.
Elicia.-¡Ay, que triste he estado!
Celestina.- Vete , vete que ya me encargo yo de abrazarle
Elicia.- ¡Ay! Maldito seas, traidor.
Sempronio.- Ja, ja, ja ¿ Qué pasa, mi Elicia, por qué estás enfadada?
Ene.- Tres días hace que no vienes a verme. No quiero nada de ti después de eso.
Sempronio.-Calla ¿ tu piensas porque no he venido a verte no te sigo queriendo? Oigo ruido arriba. Había alguien contigo
Elicia.- ¿Quiénva a ser? Mi enamorado.
Sempronio.- Lo dices en serio.
Elicia.- Claro, está allá arriba, sube y compruébalo.
Sempronio.-Voy.
Celestina.- Ven aquí: deja a esa loca, que está así de tanto tiempo que lleva sin verte.. Dirá mil locuras. Ven y hablemos: no perdamos el tiempo.
Sempronio.- Pues ¿Quién está arriba?
Celestina.-  ¿Lo quieres saber?
Sempronio.- Sí.
Celestina.- Una muchacha que me ha traido un fraile para que la cuide.
Sempronio.- ¿Qué fraile?
Celestina.- No te preocupes
Sempronio.- Por favor, ¿Qué fraile?
Celestina.- ¿Insistes? El ministro gordo
Sempronio.-¡ Pobrecilla, qué carga le espera!
Celestina.- No lo sabes bien.
Elicia.- ¡Ah! Parece que te interesa mucho conocerla.
Sempronio.-¡Calla, por favor!  Y ahora vamos al asunto que ahora me preocupa, Celestina.
Elicia.- Eso, vete y estate otros tres años sin verme.
Sempronio.- Ven celestina, que por el camino te explicaré de qué se trata.
Elicia.- Vamos y cierra la puerta.
Sempronio.- Concéntrate en lo que te voy a explicar, Celestina. Calisto está enamorado de Melibea y juntos podemos aprovecharnos de esa circunstancia y hacernos con mucho dinero.

martes, 9 de marzo de 2010

CALISTO ENAMORADO de Carlota y María del Mar

CALISTO. ¿Que consejo puedes darme sobre el amor?
SEMPRONIO. (Ja, ja, ja. Así que Calisto está muy enamorado, ¿eh? Oh, este Calisto no sé como puede ser tan romántico, yo nunca me comportaría así, yo soy mucho más directo.)
CALISTO. ¡Sempronio!
SEMPRONIO. ¿Si?
CALISTO. No te vayas, por favor.
SEMPRONIO. ¡Como está hoy!
CALISTO. ¿Qué te parece mi problema?
SEMPRONIO. Que amas a Melibea.
CALISTO. ¿Algo más?
SEMPRONIO. Está mal que te centres en una sola cosa.
CALISTO. No me mientas que tú bien que tienes relaciones sexuales con Elicia!
SEMPRONIO. Haz lo que digo y no lo que hago.
CALISTO. ¿Qué me reprochas?
SEMPRONIO. ¡No dejes que una mujer abuse de ti!
CALISTO. ¿Mujer? ¡Que grosero!
SEMPRONIO. ¿Lo crees o te burlas?
CALISTO. ¿Burlarme yo? ¡Para mí, Melibea es mi Dios!
SEMPRONIO. Ja, ja, ja. (¿Has visto que ciego está?)
CALISTO. ¿De qué te ríes?
SEMPRONIO. Me río que no pensaba que llegarías tan lejos.
CALISTO. ¡Maldito seas, no es para reírte!
SEMPRONIO. ¿Por qué? ¿Toda tu vida vas a ser así?
CALISTO. Sí.
SEMPRONIO. ¿Por que?
CALISTO. Por que la amo y sólo quiero que se fije en mí.
SEMPRONIO. Sólo Dios es digno.
CALISTO. No te he oído bien repítelo por favor.
SEMPRONIO. Que tú tienes mejor corazón que cualquier ser humano y mientras deseas a Melibea podrías estar entre un montón de mujeres.
CALISTO. No lo creo, eso son palabrerías.
SEMPRONIO. ¿Fue sólo una habladuría lo de tu abuela? El cuchillo de tu abuelo es testigo.
CALISTO. No me lo recuerdes, ¿Quieres?
SEMPRONIO. Pero éste no es el único ejemplo, hay miles de casos en los libros de grandes hombres que se vieron atrapados por ellas.
CALISTO. Ah, ¿Qué soy yo diferente a ellos?
SEMPRONIO. En todo caso, huye de las mujeres, no te acerques, son peligrosas, hacen cosas raras…
CALISTO. Mientras más me digas, más la quiero.
SEMPRONIO. No es cosa de mozos meterse donde no se les llama, no saben pensar por si solos.
CALISTO. ¿Y tú, qué sabes? ¿Quién te ha enseñado esas cosas?
SEMPRONIO. Ellas me lo enseñaron. Tú debes ponerte en tu sitio y no dejarte dominar por ellas.
CALISTO. ¿Y cómo puedo hacerlo?
SEMPRONIO. Eres un hombre de buena presencia y con dinero. Y eso ayuda bastante para que la suerte te acompañe.

lunes, 8 de marzo de 2010

MUERTE DE CELESTINA de Gulliem A., Jordi y Manuel

Celestina:- Elicia , Elicia levántate de esa cama, dame mi chaqueta deprisa .
Pero que hacéis amenazando a mi una vieja de 60 años. Pelearos con iguales.

Sempronio:– Sólo piensas en el dinero. ¿No te conformas con la tercera parte de lo que has ganado?

Celestina:– Vete de mi casa  tú y tu amigo. Y no grites que no quiero que te oigan los vecinos. ¡Cómo se entere Calisto de lo que estáis tramando!

Sempronio:– Quéjate si quieres, pero como no cumplas lo que prometiste, te mataremos.

Elicia:- ¡Aguanta la espada, que no la mate!

Celestina:– ¡Ayudadme , ayudadme que me quieren matar!

Sempronio:- Yo te mataré .

Celestina:– ¡Ay , que me mata!

Parmenio:– ¡Matala ya , antes de que nos oigan!

Celestina:– ¡Ayuda!

Elicia:- ¡Malas personas, la habéis matado , habéis matado a mi madre!

Sempronio:– ¡Vamos, Parmenio, que viene mucha gente!

Parmenio:– ¡La puerta esta cerrada!

Sempronio:– Saltaremos por la ventana, así no nos apresará por la justicia.

Parmenio:– Salta tu primero, yo ire después de ti.

PAGO A LA CELESTINA de Joan Ramon y Xavier B.

Calisto.- Hermanos, he dado cien monedas a nuestra madre, ¿lo he hecho bien?
Sempronio.- ¡Claro que sí! La cuestión es solucionar tu vida, eres una persona importante y con posibilidades económicas. Y, ¿para qué es el dinero, para qué sirve? El dinero está para gastarlo, ¿no? ¡A mí me gusta más dar que no recibir! Es mejor hacer cosas y disfrutar, que no tener por tener. Es mejor el que reparte, que el que recibe: lo verás por ti mismo. Y además así ganas prestigio. Ya seguiremos hablando de este tema.
Calisto.- Sempronio, me preocupa mucho este tema y ella no puede ir sola, acompáñala. Me interesa que actúe con rapidez.
Sempronio.- Calisto, me gustaría ir, pero no quiero dejarte solo en tu estado,  te veo muy bajo de moral.
Calisto.-  No te preocupes, de alguna manera disfruto de la pena que siento, estoy desesperado de amor, pero me gusta sentirme así, lamentándome…
Sempronio.-  Pues yo he leído que lo mejor es escuchar los consejos de otros.
Calisto.- Sempronio, si te preocupa  mi soledad, llama a Pármeno, que se quede conmigo.
Pármeno.- Aquí estoy.
Calisto.- No te había visto. Date prisa, Sempronio, acompaña a Celestina que no falle en su cometido. He preferido pagarle bien a ella, para que den resultado sus gestiones.
Pármeno.-  ¿Cómo estás, Calisto? (Mal empezamos pagándole a Celestina).
Calisto.- Pues te pido tu opinión, a ver si me resulta interesante, Pármeno. ¿Qué dices de mal empezamos?
Parmeno.- Digo que sería mejor gastar el dinero con Melibea, que conozco a Celestina y no es buena persona.

VISITA A MELIBEA (1) de Georgina, Silvia y Paula

LUCRECIA-: ¿Quién es esta vieja?
CELESTINA-: Tranquilidad ¡eh!
LUCRECIA-: ¡Ah! Hola, Celestina, ¿qué haces por aquí?
CELESTINA-: Vengo a traer recados de Elicia y a ver a tus señoras, ya que desde que me mudé aún no las he visitado.
LUCRECIA-: ¡Alucino que sólo hayas venido por eso!
CELESTINA-: ¡Bueno! También vendo un poco de hilo para poder mantener a mis hijas y a mí.
LUCRECIA-: Mi señora necesita hilo, ósea, pasa.
ALISA: ¿Con quién hablas Lucrecia?
LUCRECIA-: Con aquella vieja.
ALISA-: ¿De qué trabaja?
LUCRECIA-: Sabe muchos oficios.
ALISA-: Si sabes su nombre dímelo.
LUCRECIA-: ¿Sí, lo sé? Lo sabe todo el mundo.
ALISA-: ¿Por qué  no me dices su nombre?
LUCRECIA-: Me da vergüenza.
ALISA: Anda, boba, dímelo.
LUCRECIA-: Se llama Celestina.
ALISA-: Ja ja ja, si viene será para pedirme algo. Dile que suba.
LUCRECIA-: ¡Sube, anda!
CELESTINA-: Mis pasiones y enfermedades me han impedido visitarte antes, pero vengo a ofrecerte unos hilos muy finos, que igual te interesan.

CELESTINA LE PIDE EL CORDÓN PARA ENGATUSARLA de Elna y Mireia

MELIBEA: Celestina amiga, me ha encantado volver a verte. Aquí tienes tu dinero, muchas gracias por todo.
CELESTINA: Espera, Melibea, tengo que confesarte que el motivo de mi visita no es sólo vender estos pañuelos, sino que hay un favor que necesitaría que me hicieras.
MELIBEA: Dime que puedo hacer por ti e intentaré ayudarte.
CELESTINA: No soy yo la que necesita tu ayuda. Yo siempre me las he arreglado para conseguir lo que necesitaba. Es otra persona la que necesita que le hagas un favor.
MELIBEA: Dime lo que quieres, sea para quién sea.
CELESTINA: Yo te cuento: hay una persona que tiene un problema y sólo tú se lo puedes solucionar.
MELIBEA: No lo entiendo. ¿Qué problema es aquél que sólo yo puedo solucionar? Explícate mejor y podré responderte. ¿Quién es el que necesita mi ayuda?
CELESTINA: Es un buen muchacho llamado Calisto.
MELIBEA: ¡Cómo te atreves a pronunciar este nombre!. Este maleducado sí que tiene un gran problema, está loco. Si has venido a hablarme de él, vete ya de mi casa, vieja falsa.
CELESTINA: Siento mucho haberte ofendido. Pero yo sólo quiero ayudar a la gente, aunque sea Calisto el que lo necesita.
MELIBEA: Te he dicho que no menciones más este dichoso nombre. Este loco que se cree que me imagina en sus brazos y no es más que un pervertido y un cerdo.
CELESTINA: Déjame acabar de hablar y a lo mejor entonces lo entiendes. Calisto es muy supersticioso y ha oído hablar de tu collar de la suerte. Dice que si lo tuviera, todo se solucionaría.

MELIBEA DESCUBRE SU AMOR de Anna y Júlia

MELIBEA.- ¡Cariño mío! Si me quieres tanto como yo a ti, comprendo cómo sufres. ¡Dios mío, si me quieres, deja que lo vea!

(Entra Celestina)

CELESTINA.- Podrás verle y hablar con él.

MELIBEA.- ¿Hablarle? Ojala.

CELESTINA.- Si los dos os queréis ver, claro que podéis.

MELIBEA.- ¿Cuándo?

CELESTINA.- Esta noche.

MELIBEA.- ¡Qué bien! ¿A qué hora?

CELESTINA.- A las doce.

MELIBEA.- Ves y díselo a Calisto, amiga, que esta noche lo pasaremos bien juntos.

CELESTINA.- Sí que me tendría que ir o me verá tú madre.

MELIBEA.- Lucrecia, amiga, esta noche vigilarás que no nos descubran mientras mi amor y yo nos dejamos llevar por la pasión.

LUCRECIA.- Melibea, yo té encubría mucho antes que ahora. Te notaba enamorada, en tú forma de hablar, en lo nerviosa que estabas, en que no dormías ni comías y en tú comportamiento en general. Pero me callé por miedo. Y ahora ya sólo puedes escoger o amar a Calisto o morir de amor. Tú decides.

(Entra la madre de Melibea, Alisa)

ALISA.- ¿Qué haces tú aquí?

CELESTINA.- He venido a traer lo que faltaba de tú pedido, pero ya me iba. Adiós .

ALISA.- Adiós. Melibea, ¿Qué quería la vieja?

MELIBEA.- Venderme más cosas.

ALISA.- Eso pensaba, pero vigila, hija, porque de ésta no podemos esperar nada bueno, ¡pues menuda es! Es una timadora y una ladrona. Siempre te confunde con sus malvadas intenciones. No andes con ella, que la gente empezará a hablar.

LUCRECIA.- Has llegado tarde… (Tono irónico y aparte).

ALISA.- Prométeme, Melibea, que si vuelve esta vieja por aquí no le harás caso y no la atenderás . Así dejará de venir a molestar constantemente.

MELIBEA.- Gracias por el consejo, yo ya sé lo que me hago.